Los runners y la economía del carbono

¿Y si nos cambian el indicador de medición en mitad de la carrera?

Imaginémonos en una carrera en la que salimos pensando en los kilómetros que hay que recorrer y el tiempo dedicado. Pero a mitad de ella, nos damos cuenta de que es más relevante la energía que estamos consumiendo, y de que el reto no es ser más rápido, sino ser más eficiente. Ganará el que menos energía consuma llegando a la meta.

¿Y si, además, la carrera es de relevos y a nuestro compañero le tenemos que pasar la energía que nos sobra (agua, electrolitos…) para que él continúe y tenga suficiente como para pasarle también energía al siguiente relevista, a la “siguiente generación”?

Por tanto, el primer compromiso para abordar el reto del cambio climático es fácil de asumir.

Integremos nuevos indicadores de medición en nuestros modelos de desarrollo y en nuestras empresas. Midamos la huella de carbono de nuestras actividades, productos y servicios. No nos fiemos solo de nuestros indicadores financieros y creemos un modelo de evaluación de la economía del carbono que mida nuestra eficiencia y que nos facilite la toma de decisiones.

El segundo gran compromiso es querer mejorar nuestras marcas. Innovemos, busquemos nuevas soluciones, alianzas, nuevos modos de producción… algo que es innato a nuestra condición humana y que todos perseguimos en nuestras empresas.

Abordemos el reto del cambio climático con la misma lógica y racionalidad que abordamos otros retos empresariales y personales: midamos nuestro estado de situación y tomemos decisiones para mejorarlo. Y hagámoslo en equipo.

Seguiremos en carrera y llegaremos a la meta, pero además, nuestros equipos, nuestros clientes y la sociedad, nos lo agradecerán.

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