Una de nuestras obligaciones principales como directivos es la gestión del cambio. Adaptar nuestras compañías a nuevos entornos, impulsar la transformación cultural y mejorar su competitividad, conseguir la confianza de los clientes y de la sociedad, son algunas de estas responsabilidades.
Adicionalmente, la complejidad del nuevo escenario, incide sobre todas ellas y exige a su vez más calidad en nuestras decisiones y en las estrategias que definamos, para conseguir crear valor para nuestras compañías. En definitiva, más complejidad para los directivos.
En este contexto, lo primero es entender qué paradigmas se están cayendo y qué claves necesitamos para el nuevo entorno. Como algunos veníamos señalando hace años, ha quedado obsoleta y desterrándose del discurso empresarial la visión exclusivamente financiera de la creación de valor empresarial y la búsqueda de los resultados sólo a corto plazo.
Respecto a las nuevas claves, quiero destacar tres, obtenidas de las experiencias en el trabajo de transformación de algunas compañías que hoy son líderes sostenibles de sus mercados, y que además han mostrado una gran resiliencia ante la crisis:
- Desarrollar una visión amplia de los riesgos ASG (Ambientales, Sociales y de Gobierno corporativo) y de la información no financiera que manejan los Consejos, para que su toma de decisiones sea la mejor posible.
- Desplegar estrategias, que no sólo busquen ganar atractivo para los clientes, sino demostrar credibilidad y ser respetados por todos los grupos de interés, creando valor a largo.
- Enfocar la transformación del modelo de negocio, identificando las oportunidades de los retos globales, e integrando sostenibilidad y digitalización como las grandes palancas de cambio, competitividad y adaptación cultural.
Para cada una de ellas ya existen casos de éxito y aprendizajes que nos permitirán abordar mejor la actual crisis y otras crisis que ya tenemos en el ecosistema global: la adaptación a una economía descarbonizada y circular ganando en eficiencia, el cuidado del planeta para proteger la salud, el fortalecimiento social y productivo de las cadenas de suministro, la búsqueda de nuevos valores para los nuevos profesionales y la revisión de la propuesta de valor para los nuevos clientes.
Sin duda, mucha complejidad y mucho trabajo, pero también un reto ilusionante para los directivos y para los profesionales de estos ámbitos.
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